El futuro del ecosistema startup español
El emprendimiento innovador en España ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad tangible. Cada año nacen cientos de nuevas startups, los hubs de Madrid y Barcelona compiten por atraer talento global y, poco a poco, el país empieza a hacerse un nombre en la liga europea de la innovación. ¿Hasta dónde puede llegar este impulso? ¿Qué necesitamos para dar el siguiente salto y competir de tú a tú con los grandes referentes internacionales?
A partir del análisis comparativo y prospectivo del ecosistema startup español 2025, elaborado por Iván Aitor Lucas del Amo, hemos preparado este artículo para explorar esas preguntas. Su estudio ofrece una radiografía completa del momento que vive el ecosistema —sus avances, sus brechas y sus futuros posibles—, y desde Sherpa Tribe hemos querido condensar lo esencial: dónde estamos, qué podemos aprender de otros y qué caminos se abren de aquí a 2030.
España: un ecosistema fuerte pero todavía en desarrollo
Actualmente, en España existen más de 7.000 compañías tecnológicas, con alrededor de 3.600 de ellas que pueden clasificarse como startups con una antigüedad menor a cinco años. Esto sitúa al país como el cuarto de Europa en número de startups, solo por detrás de Reino Unido, Francia y Alemania. Madrid y Barcelona concentran más del 50% del tejido innovador nacional, posicionándose como los principales hubs del sur de Europa.
Sin embargo, en lo que respecta a inversión, el salto aún no es completo. En 2021, las startups españolas obtuvieron más de 4.000 millones de euros en financiación. No obstante, en 2023 esta cantidad se redujo a alrededor de 2.000 millones, lo cual refleja la disminución global del capital riesgo. En términos de PIB, eso equivale apenas al 0,2%, muy lejos del 0,6% de Estados Unidos, donde la inversión en startups superó los 190.000 millones de dólares.
Aun así, el valor total del ecosistema español se ha duplicado desde 2020, alcanzando alrededor de 110.000 millones de euros en 2025. Y lo más importante: crece de forma sostenida, con un ritmo medio anual del 18 %.
Lo que podemos aprender de otros países
El estudio de Iván Aitor Lucas del Amo dedica un apartado al benchmark internacional, comparando el caso español con ecosistemas de referencia como Israel, Estonia y Estados Unidos.
Cada uno ofrece lecciones valiosas:
- Israel es el modelo más inspirador. Con apenas nueve millones de habitantes, acumula más de 4.500 startups y más de 100 unicornios, gracias a una combinación de inversión pública en I+D, cultura emprendedora y conexión entre ciencia y empresa. Su gasto en I+D supera el 4 % del PIB, el más alto de la OCDE.
- Estonia, con una población similar a la de Asturias, cuenta con más de 1.400 startups y lidera Europa en densidad emprendedora. Su éxito se explica por un gobierno 100 % digital, una fiscalidad favorable (0 % de impuesto de sociedades para utilidades reinvertidas) y una estrategia estatal de largo plazo.
- Estados Unidos sigue siendo el líder absoluto: más de 1.500 unicornios y un mercado de capital riesgo que multiplica por diez el tamaño del europeo.
España se sitúa en una posición intermedia: sin la escala de EE. UU. ni la hipereficiencia de Estonia, pero con talento, calidad de vida y una base tecnológica creciente. Además, tiene una ventaja estratégica clara: su vínculo natural con Latinoamérica, un mercado de expansión que pocos países europeos pueden aprovechar igual.
Cuatro caminos posibles hacia 2030
Uno de los apartados más sugerentes del informe son los escenarios prospectivos que Lucas del Amo plantea para el horizonte 2030. Cuatro futuros posibles, desde el más optimista hasta el más incierto:
- Expansión acelerada: España se consolida como una “nación emprendedora” reconocida internacionalmente. Se multiplican los unicornios (más de 20 en 2030), se reduce la brecha de género en la creación de startups y el país aprovecha plenamente las políticas europeas de digitalización.
- Estancamiento: el crecimiento se frena por falta de capital local y exceso de burocracia. El 70–80 % de la inversión extranjera sostiene el ecosistema, pero sin una base doméstica fuerte el progreso se estanca.
- Disrupción tecnológica: el país se reinventa si logra especializarse en deep tech, inteligencia artificial o climate tech. Pero también puede quedar rezagado si no invierte en I+D ni forma suficiente talento digital.
- Cambio regulatorio: el futuro depende del marco normativo. Un entorno estable y favorable puede disparar la innovación; una regulación rígida o incierta puede ahuyentarla.
Los cuatro escenarios comparten un hilo común: el futuro dependerá menos de la cantidad de startups y más de la capacidad para crear condiciones sostenibles —capital, talento, ciencia aplicada y regulación moderna—.
Estrategias para lograr un avance cualitativo
El escritor sugiere una serie de medidas para robustecer el ecosistema inspiradas en ejemplos internacionales exitosos:
- Más financiamiento inicial: fondos de carácter público-privado que cofinancien rondas pre-semilla y semilla.
- Hubs regionales conectados: incubadoras y aceleradoras con especialización que lleven la innovación más allá de Madrid y Barcelona.
- Atracción de talento internacional: hacer más fácil la obtención de visados y brindar programas de “soft landing” a los fundadores que son extranjeros.
- Fiscalidad favorable a startups: aumentar los incentivos para reinvertir las ganancias y para las opciones sobre acciones, además de promover el cliente de riesgo entre empresas.
- Disminución de la brecha de género: fomentar fondos y programas de mentoría orientados a las mujeres emprendedoras.
- Con respaldo estatal a la I+D de alto riesgo, apuesta por sectores estratégicos y tecnologías profundas: inteligencia artificial, energía verde, agroalimentación inteligente, movilidad y salud digital.
El mensaje principal, más allá de la lista, es evidente: el Estado tiene que intervenir como facilitador de la innovación, no como su reemplazo. Su papel no es competir con los emprendedores, sino eliminar barreras, asumir riesgos iniciales y conectar los distintos actores del ecosistema.
Radiografía regional: un país de ecosistemas
Otro de los hallazgos del informe es que el mapa startup español es muy desigual.
- Cataluña y Madrid concentran más de la mitad de las startups y el grueso de la inversión (más de 9.000 millones de euros entre ambas desde 2019).
- La Comunidad Valenciana se establece como el tercer centro económico, con cerca de 1000 compañías tecnológicas y una facturación de 1800 millones.
- La alta productividad y el enfoque industrial son características sobresalientes del País Vasco.
- Galicia progresa desde una base menor, enfocándose en la agroalimentación y la tecnología azul.
- Andalucía experimenta un crecimiento fuerte a partir de Sevilla y Málaga.
El desafío pasa por descentralizar la innovación y crear oportunidades por todo el país.
Un ecosistema en proceso de cambio
La evaluación de Iván Aitor Lucas del Amo presenta un escenario optimista, aunque exigente. Con una base robusta de startups, talento y proyección a nivel internacional, España ha evolucionado de ser un actor secundario a convertirse en un referente emergente en el ámbito de la innovación. Sin embargo, el país podrá alcanzar un avance cualitativo que lo posicione entre los líderes europeos en la próxima década.
La fórmula parece clara: capital local + talento global + regulación inteligente + apuesta por la tecnología profunda.
El 2030 está más cerca de lo que parece. El momento para actuar —y para coordinar esfuerzos entre administraciones, corporaciones, fondos e iniciativas como Sherpa Tribe— es ahora.
Fuente: Iván Aitor Lucas del Amo, Análisis Comparativo y Prospectivo del Ecosistema Startup Español 2025 (2025).
