En la actualidad, emprender no solo implica tener una buena idea, reunir un equipo sólido o contar con capital. Hoy en día, emprender implica saber trabajar con inteligencia artificial. Nos encontramos frente a una revolución sigilosa —pero inevitable— que está cambiando el modo en que surgen, se desarrollan y se afianzan los proyectos. La IA se ha transformado en un aliado estratégico que fomenta la creatividad, acelera la implementación y disminuye los obstáculos que antes parecían insuperables.
Hasta hace poco tiempo, un emprendedor afrontaba retos que tomaban semanas cuando se veía ante una hoja en blanco: la validación de ideas, el análisis del mercado, la elaboración de contenidos, el estudio de los costos y la definición de propuestas de valor. Ahora, gracias a la inteligencia artificial, un proyecto puede avanzar en minutos. La tecnología deja de ser un recurso complejo reservado para las grandes empresas para convertirse en la herramienta que democratiza la iniciativa empresarial. Y esa democratización está generando algo extraordinario: un ecosistema donde conviven startups de superinteligencia con pequeños negocios nacidos en redes sociales… todos, de una manera u otra, potenciados por IA.
En este contexto surge uno de los casos más sorprendentes del año: Labs Companies, Inc., la startup de superinteligencia y mejora humana con sede en Beverly Hills que ha alcanzado una valoración de 12.5 mil millones de dólares tras su última ronda de financiación. Este crecimiento meteórico significa no solamente su ambicioso enfoque, que fusiona tecnología wearable, inteligencia artificial avanzada y realidades inmersivas, sino también una transformación más radical: la IA ya no es un instrumento, sino el eje central de la innovación. La aplicación Yuhmmy, su proyecto más destacado, lleva esta visión al máximo nivel al posibilitar el intercambio de experiencias sensoriales y sabores en “Tasterooms” conectadas en tiempo real. Es casi ciencia ficción… pero convertida en negocio.
Es imposible no notar que, conforme examinamos el impacto de este fenómeno, la inteligencia artificial ha dejado de ser un beneficio competitivo para transformarse en un componente esencial para cualquier startup que busque expandirse.En una reciente conversación con Erika Sánchez, coordinadora del programa Avanza Joven en la Fundación Nantik Lum, se planteaba una idea poderosa: emprender con IA es como tener un equipo de expertos trabajando contigo 24 horas al día. No importa si eres un fundador solitario o si tu empresa está empezando desde cero; la inteligencia artificial te permite automatizar procesos, mejorar la experiencia del cliente, diseñar presentaciones, generar contenido, analizar datos y tomar decisiones informadas con una precisión impensable hace apenas unos años.
El desarrollo de nuevos negocios lo confirma. Las soluciones emergentes parecen no tener fin, desde plataformas que administran inventarios de escuelas con inteligencia artificial hasta proyectos de moda que posibilitan ver las prendas antes de adquirirlas, sin olvidar las herramientas de decoración inteligente o los sistemas personalizados de asesoría académica. Y muchas de ellas están surgiendo precisamente por la rapidez y la facilidad de acceso que brinda la IA de código abierto, con modelos como Gemini, Claude o GPT incorporados desde el comienzo.
La imagen que acompaña este artículo es especialmente significativa en este momento, ya que se trata de un mapa visual con las startups más valiosas de 2025. Es evidente en ese lugar cómo la inteligencia artificial tiene el control de la escena: Distyl, Modular, Abridge, OpenEvidence, Thinking Machines y una gran cantidad más han llegado a valoraciones multimillonarias en un tiempo récord. Más que una cifra económica, el tamaño de cada círculo representa la importancia de esta tendencia. La IA no es simplemente un campo más en el ecosistema emprendedor; es el motor que promueve la generación de valor a una escala sin precedentes.
Sin embargo, sería un error suponer que este fenómeno está restringido a las startups tecnológicas de gran tamaño. Mientras estas empresas transforman sectores completos, miles de pequeños emprendedores están descubriendo en la IA un medio para crecer desde sitios que no se esperaban: las redes sociales. De acuerdo con la Encuesta Global de Emprendimiento 2025 de GoDaddy, el 21% de los negocios pequeños en España ya funcionan mayormente a partir de redes sociales como TikTok o Instagram. Para ellos, la inteligencia artificial se ha vuelto una herramienta esencial: elabora descripciones de productos, sugiere precios, automatiza las respuestas, gestiona inventarios y posibilita que los catálogos sean diseñados en cuestión de minutos.
No obstante, esa facilidad inicial conlleva riesgos. Someterse a algoritmos en constante cambio, a políticas externas y a escenarios donde la visibilidad puede variar de un día para otro es lo que conlleva depender únicamente de las redes sociales. Y en un país como España, donde la confianza es un elemento crucial, todavía existen muchos clientes que requieren de una indicación clara antes de realizar una compra: una página web profesional. Precisamente por eso están surgiendo soluciones híbridas, como Show In Bio de GoDaddy, que permiten a los emprendedores mantener su actividad social-first pero complementarla con una presencia digital propia y estable, impulsada por IA.
Los datos también revelan un cambio generacional: el 72% de emprendedores españoles cree que la IA les permitirá competir con empresas más grandes durante los próximos 12 meses; además, un 55% afirma ahorrar hasta cinco horas semanales gracias a su uso, y un 22% entre seis y diez. Esto no solo afecta a la eficiencia, sino también a algo más profundo: posibilita que se le dedique más tiempo a la visión, la estrategia y la creatividad, aspectos que ninguna automatización puede reemplazar.
El panorama actual del emprendimiento es, en esencia, una conversación entre gigantes tecnológicos y pequeños creadores; entre startups que construyen superinteligencias y negocios que nacen desde un teléfono móvil; entre quienes escalan millones y quienes buscan su primer cliente. Y, aun así, todos coinciden en un mismo punto: la IA es la pieza que está redefiniendo lo posible.
Si algo nos enseñan historias como la de Labs, los casos de éxito analizados por Erika Sánchez, o la propia evolución de los emprendedores social-first, es que el futuro ya no distingue entre “alta tecnología” y “pequeño negocio”. Ahora la diferencia real está entre quienes utilizan la inteligencia artificial y quienes no. Porque la IA no vino a reemplazar a los emprendedores, sino a potenciar su ambición, a ampliar sus capacidades y a convertir ideas en realidades más rápido que nunca.
El futuro del emprendimiento no es únicamente tecnológico; es humano, creativo y estratégico. Y, sobre todo, está impulsado por una herramienta que ha dejado de ser futurista para convertirse en cotidiana. La inteligencia artificial es el lenguaje del crecimiento actual y quien lo domine tendrá la capacidad de crear no solo empresas más robustas, sino también un impacto en el mundo que perdure más.